La infertilidad es la incapacidad de concebir después de un año teniendo relaciones sexuales sin emplear métodos anti o contraceptivos. Según la encuesta de fecundidad del INE el 5,4% de las mujeres menores de 55 años se ha sometido a un tratamiento de reproducción asistida (España).
El estrés, la ansiedad y otros desajustes emocionales suelen tener presencia durante el diagnóstico, tratamiento e intentos repetidos de conseguir el embarazo deseado. El estrés puede estar presente a lo largo de todo el proceso y es capaz de provocar cambios hormonales e incluso en la reducción de la frecuencia de las relaciones sexuales, por lo que con frecuencia se incumple o abandona el tratamiento.
¿Qué estresores más comunes rodean la posible infertilidad?
- La incertidumbre de si podrán ser padres.
- El duelo relacionado con el posible diagnóstico y el hecho de que podría no poder quedarse quedar embarazada.
- La complejidad que rodea en muchas ocasiones al diagnóstico.
- El proceso de tratamiento.
- La sensación de no tener el control.
- El cambio en la rutina diaria y en los planes vitales.
- Tener que tomar constantes decisiones y no saber si son las adecuadas o no.
- Las expectativas sociales y personales.
- Las dificultades en las relaciones sexuales.
- El estrés en la pareja.
- La posible dificultad para costear el tratamiento.
- La baja autoestima.
- La culpa.
¿Disminuye el estrés las probabilidades de embarazo?
En el estudio publicado en 2011 de Moreno-Rosset “Estados emocionales y afectivos en infertilidad: un estudio comparativo con personas fértiles” corrobora los resultados de otras investigaciones en las que se ve como resultado que las mujeres infértiles presentan niveles altos de ansiedad, desajuste emocional y de afecto negativo comparado con otras mujeres sin problemas de fertilidad.
Cada vez más las investigaciones hacen hincapié en la importancia de la psicoterapia para ayudar a la pareja a manejar la ansiedad con el objetivo de aumentar las probabilidades de embarazo.
Tratar el estrés puede mejorar la fertilidad, reducir el número de ciclos de tratamiento y la probabilidad de abandono de este.
¿Cómo se puede manejar la ansiedad?
En ocasiones puedes notar que sientes ansiedad (una respuesta emocional que aparece ante una situación que percibimos como amenazante, no siendo peligrosa pero percibida como tal) y se manifiesta en la mente, en el cuerpo y en el comportamiento.
-En la mente: dar vueltas a la cabeza al mismo asunto como “no voy a poder ser feliz”, “mi vida no tiene sentido si no tengo hijos”, “si hubiera hecho esto igual ahora no tendría este problema”.
-En el cuerpo: reacciones del cuerpo como sudoración, palpitaciones, taquicardia, sensación de ahogo, tensión muscular…
-En el comportamiento: no tener relaciones sexuales, dejar de hacer actividades de disfrute, que gran parte de tus acciones tengan únicamente relación con en este objetivo, no realizar las recomendaciones médicas, fumar, beber, comer en exceso…
La ansiedad es adaptativa si permite resolver los problemas de la vida, sin embargo, es muy perjudicial si supone un enorme sufrimiento y no sólo no permite alcanzar nuestros retos, sino que agota nuestros recursos personales provocando enfermedades psicosomáticas, trastornos emocionales de ansiedad y depresión, insomnio e incluso reduciendo las posibilidades de quedarse embarazada.
Te propongo a continuación una estrategia muy útil para reducir la ansiedad:
PARADA DE PENSAMIENTO
Detener los pensamientos negativos que hacen que nos sintamos ansiosos y así poder gestionar mejor nuestras emociones y conductas.
Esta técnica funciona como un semáforo.
1.- Identifico mi malestar: cuando noto emociones negativas las utilizo como señal de aviso de que estoy pensando en cosas negativas y pensamientos autodestructivos. Ejemplo: salgo de hacerme el tratamiento de fertilidad y noto la sensación de tener un nudo en el estómago.
2.- Me doy cuenta de los pensamientos que estoy teniendo, LOCALIZAMOS EL SEMÁFORO: “¿cuándo me voy a quedar embarazada?” “cada día lo veo más difícil” “creo que no voy a conseguir ser feliz”
3.- Interrumpo los pensamientos con el estímulo de corte, SEMÁFORO EN ROJO: un estímulo intenso que se pueda producir a voluntad y que sea capaz de atraer inmediatamente la atención: un ruido fuerte como una palmada; las palabras ¡Basta! ¡Stop!; colocar una goma en la muñeca y tirar de ella.
4.- Cambio de actividad, SEMÁFORO EN ÁMBAR: busco una distracción que requiera mi atención, por ejemplo, generar recuerdos agradables, contar hacia atrás desde 100 de 3 en 3 y 2 en 2 alternativamente, o utilizar una técnica de relajación. Basta con 30-40 segundos para conseguir que el pensamiento anterior no vuelva.
5.- Cambio de actuación, SEMÁFORO EN VERDE: Una vez parado el pensamiento y cambiado nuestro foco de atención, habremos controlado lo que pensamos y los sentimientos negativos que nos provocan, preparándonos para actuar de manera diferente ante las situaciones.
RESUMEN
- Identifico el malestar
- Identifico mis pensamientos
- Identifico el estímulo de corte
- Cambio de actividad
Por último, te propongo que te hagas las siguientes preguntas: ¿Tengo un horario? ¿cuido mi descanso? ¿me alimento de forma saludable? ¿mantengo vivas mis aficiones? ¿tengo motivos distintos a quedarme embarazada que dan sentido a mi vida? ¿vivo el presente?
Sofía Carriles Cervera
Psicóloga
Clínica Dr. Carlos Chiclana.
www.doctorcarloschiclana.com